Hace escasos días os explicábamos cómo borra una goma, pues bien hoy os traemos el origen de este más que útil objeto para estudiantes y oficinas.
La goma de borrar es originaria del continente americano. En el siglo XVI, los colonos observaron que los indios recubrían el calzado y la ropa con la savia de los árboles Castilla elástica y Hevea brasiliensis. Esta pronto se secaba y formaba una capa gomosa que repelía el agua en los días lluviosos. Les impresionó la sustancia y comenzaron a usarla como impermeable. Era látex.
En 1770, el químico inglés Joseph Priestley, observó que la savia endurecida de los llamados árboles de la leche borraba las marcas dejadas por el lápiz de grafito.
Por aquellas se utilizaba la miga de pan para borrar, pero asi era difícil borrar con precisión. La bautizada como goma india, y podía tomar forma de poliedro con aristas finas con las que se podía borrar mejor. Esta goma era caucho, un polímero de una molécula que procede del látex.
Las primeras gomas que se vendieron eran pequeños bloques de caucho natural. Eran muy útiles pero tenían un gran inconveniente: se pudrían al poco tiempo. Esto dejó de suceder en 1839, cuando el estadounidense Charles Goodyear (el de los neumáticos) inventó la vulcanización. Goodyear calentó sobre una estufa una mezcla de azufre y caucho. En vez de calcinarse como sucedía si se calentaba la goma sola, esta mezcla se endureció y se volvió menos pegajosa, pero sin perder elasticidad. Y además era más duradera porque no se pudría.
Lo que había sucedido es que el azufre había formado puentes entre las largas moléculas del polímero. Es como si las hubiera cosido entre ellas. Gracias a ellos, sus propiedades cambiaron. Gracias a ello las gomas de borrar se convirtieron en un artículo imprescindible en cualquier hogar y estuche escolar.
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